Ni el dispositivo policial que desde el viernes mantiene la Guardia Civil en la costa de Sancti Petri para evitar la pesca de hachís en la zona donde naufragaron tres lanchas cargadas de droga; ni las más de treinta detenciones de busquimanos realizadas en los últimos días, han servido para disuadir a otros rastreadores para probar suerte en la arena.
En la tarde-noche de ayer otras siete personas han sido pilladas con pequeñas cantidades de hachís procedentes del alijo perdido por los narcos durante el temporal. La Guardia Civil confirma que son todos varones, de edades comprendidas entre los 20 y 30 años, y a los que les han requisado placas de drogas.
Un fardo, que tiene un peso medio de 30 kilos, se divide en paquetes embalados con cinta, que a su vez contienen placas de uno o dos kilos. A la mayoría de los busquimanos detenidos les han incautado estas piezas.
Cuando la droga cae al mar es habitual que los fardos se abran y quede desperdigado su contenido. El Instituto Armado no descarta que algún busquimano haya podido llevarse una ‘pieza mayor’, un bulto de más de 30 kilos que en el mercado negro puede alcanzar un precio de 30.000 euros. Pero lo consideran poco probable.
Por ahora, los agentes les han intervenido a los detenidos más de 100 kilos; una cantidad que creen que se podrá duplicar en las próximas horas al observar que los busquimanos siguen probando suerte pese al dispositivo policial.
Los últimos implicados están imputados en un delito contra la salud pública. A partir de ahora se enfrentan a penas que pueden oscilar entre los tres y los cuatros años y medio de cárcel si han sido sorprendidos con más de 2,5 kilos de hachís.
La Guardia Civil teme que al aimar el viento y regresar la calma al mar, con la bajamar aparezca más droga que ha quedado asentada en la arena. Una posibilidad que conocen los busquimanos, que han demostrado no temerle a una más que probable detención.
