El hombre que presuntamente estranguló a su marido en Coria del Río el pasado mes de mayo lleva tres meses en libertad. El titular del juzgado de Instrucción 1 de este municipio lo dejó libre con cargos el pasado 8 de agosto, tres días después de que fuera detenido por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional como presunto autor del crimen de su marido. El juez no acordó la prisión preventiva de este presunto parricida, Manuel Sosa Córdoba, por su avanzada edad y por entender que no existía riesgo de fuga, pese a la gravedad del delito.
Sosa Córdoba fue detenido el 5 de agosto, tres meses después de que apareciera el cadáver de su marido, Ángel Sevillano Ramos, de 75 años, en un descampado de Coria del Río. Pese a que la forense que examinó el cuerpo en un primer momento no apreció indicios de violencia, la autopsia reveló después signos de estrangulamiento. La Policía cree que existió una motivación económica en el crimen, ya que el presunto autor del mismo es ludópata y la pareja tenía un importante patrimonio que había mermado en los últimos años.
Según el informe policial enviado al juzgado, al que ha tenido acceso este periódico, esta circunstancia podría haber provocado una discusión en la pareja, que habría llevado a la víctima a manifestar su intención de separarse. La Policía constata en su informe que Ángel Sevillano había llamado a varias personas quejándose de lo que había cambiado su marido y de la afición al juego que éste tenía. «No es descabellado pensar que Ángel creyera que Manuel esuviera dilapidando el patrimonio obtenido a lo largo de los años», concluyen los investigadores.
La pareja tenía un capital cercano a los 400.000 euros, que se había reducido en los últimos tiempos. Según las investigaciones de la Policía, Manuel Sosa se gastaba aproximadamente 50 euros diarios en las máquinas tragaperras. Este hombre era quien administraba el dinero de la familia y quien retiraba asiduamente del banco cantidades importantes. En un registro practicado en el domicilio familiar tras la muerte de Ángel Sevillano, la Policía halló 72.000 euros, que el sospechoso aseguró que había sacado por temor a que la situación económica del país desembocara en un corralito. El día antes de que muriera su marido, Manuel Sosa retiró otros 10.000 euros del banco.
Ángel Sevillano y Manuel Sosa mantenían una relación de pareja desde el año 1982. Hace seis años se casaron en Barcelona y luego se instalaron en Coria del Río. Sevillano desapareció la mañana del 4 de mayo. Su cuerpo fue encontrado por personal de Protección Civil al día siguiente en un descampado próximo a un instituto. La Policía descartó tanto el robo como el móvil sexual desde un primer momento. El primero de ellos porque a la víctima no le faltaba nada, salvo unjuego de llaves. De haberse tratado de un robo, el ladrón habría tenido tiempo para desvalijar a la víctima, ya que el cuerpo fue encontrado en una zona aislada en la que difícilmente podría ser visto por alguien. También se descartó el móvil sexual porque el cuerpo estaba perfectamente vestido y la autopsia no reveló ninguna anomalía en este sentido.
Después de tres meses de investigación, el Grupo de Homicidios detuvo el 5 de agosto a Manuel Sosa después de que se descubrieran una serie de indicios que apuntaban a la presunta participación de éste en el crimen. En primer lugar, a los investigadores les llamó la atención que Manuel Sosa no cambiara la cerradura de su vivienda, teniendo en cuenta que aseguraba que había desaparecido el juego de llaves de su marido. Según la versión que ofreció para denunciar la desaparición, Sosa relató que su pareja había salido a dar su paseo matinal y nunca volvió, mientras que él había ido a comprar al Mercadona. Cuando él salió para el supermercado, su pareja seguía en casa. De acuerdo con esta versión, Sevillano tendría que llevar encima sus llaves, que fue lo único que no se encontró en el cadáver.
La Policía comprobó que esta versión era falsa. Lo hizo examinando las grabaciones de las cámaras de videovigilancia del Mercadona y analizando todos los tickets de compra del supermercado aquel día. Sosa no pisó el Mercadona el día 4 de mayo. Es más, intentó fabricarse una coartada haciendo un recorrido por el pueblo y preguntando a varias personas si habían visto a su marido. A juicio de los investigadores, la víctima no llevaba encima sus llaves porque salió en compañía de su esposo. «Manuel no cambió la cerradura porque tenía la total tranquilidad de que nadie disponía de las llaves que usaba Ángel», concluyen los policías.
Otro dato que llamó la atención del Grupo de Homicidios fue la primera llamada que hizo Sosa alertando de la desaparición de Sevillano. Pese a tener bastante familia viviendo en Coria, telefoneó a su cuñada a Alcorcón (Madrid), que poco podía hacer en las labores de búsqueda. También hizo sospechar a los agentes el hecho de que Sosa se alarmara por la ausencia de su marido a las 12:00, cuando éste solía regresar de su paseo diario alrededor de las 11:30, pudiéndose haber retrasado o encontrarse con alguien. Igualmente, Homicidios destaca que en ningún momento Sosa se mostró apesadumbrado y, después de tumbar su coartada, se limitó a responder que no recordaba bien lo ocurrido.