Tres personas encapuchadas entraron en la madrugada del domingo al lunes en una depuradora de mariscos de Castrelo (Cambados) y amenazaron de muerte al vigilante para que les dijese donde estaba oculto el dinero y la combinación de la caja fuerte. Finalmente, los ladrones se marcharon sin hacer daño al trabajador y con un botín consistente «en unas pocas monedas», según uno de los responsables de la empresa, Antón Cordal.Los hechos sucedieron sobre la una de la mañana. «El vigilante suele llegar antes -explica Cordal-, pero ese día se da la circunstancia de que se quedó dormido y se retrasó un poco». Al parecer, nada más llegar ya se encontró en el patio a una persona, con el rostro cubierto, y al lado de una escalera de la propia empresa, colocada bajo una de las ventanas de la oficina, que está a cuatro metros de altura.
«Tenía un destornillador en la mano y lo amenazó», añade el empresario. Según éste, el ladrón pidió al vigilante la combinación de la caja fuerte y le preguntó dónde se ocultaba el dinero. Además «le dijo que si llamaba a la policía lo matarían», le quitó el teléfono móvil y se lo rompió. Según manifestó posteriormente el vigilante, el hombre que le amenazó no hablaba en gallego ni tenía acento español. «Se cree que podía ser una persona del Este de Europa», explica Antón Cordal.
A los pocos minutos de entrar el vigilante, sin embargo, los ladrones decidieron irse. Mientras el que amenazó al guarda esperaba abajo, otros dos habían subido por la escalera y entrado a las oficinas a través de una ventana «que abrieron sin demasiadas dificultades», señala el responsable de la depuradora.
Parece ser que en cuanto supieron que el vigilante había llegado se pusieron nerviosos y que intentaron salir por dentro de la nave «porque quisieron echar abajo una puerta a patadas». Pero no lo consiguieron, con lo que marcharon de nuevo por las escaleras y abandonaron la propiedad. Escaparon corriendo a través del monte.
Antón Cordal sostiene que el botín fue muy escaso y cree que «no debían de llevar mucho tiempo dentro porque tampoco desordenaron ni revolvieron demasiado». En cuanto al vigilante, un hombre de unos 35 años y de los más veteranos de la empresa, «se encuentra afectado, pero le estamos dando apoyo entre todos porque en estos momentos hay que trabajar».
Perros amedrentados
Para acceder a la nave de Mariscos Cordal hay que saltar un pequeño muro. Los dueños de la empresa tienen en el recinto cinco perros, entre ellos mastines y pastores alemanes, y Antón Cordal sostiene que «debieron hacerle algo a los perros, porque estaban como amedrentados».
La empresa lleva más de 15 años en su ubicación actual, en O Facho (Castrelo) y según Antón Cordal «es la primera vez que nos entran en la nave en sí». Pero hace un año ya sufrieron otro robo, cuando una o más personas accedieron al interior del recinto y robaron el gasoil de los camiones aparcados. También entonces lo hicieron aprovechando el momento en el que no había vigilancia nocturna. «Se ve que controlan antes para saber los horarios de los vigilantes», concluye el empresario.