ran las 10.20 de la mañana de ayer cuando el agente de la Policía Nacional de la comisaría de Pontevedra y piragüista olímpico, Óscar Graña, acababa de iniciar un entrenamiento rutinario en el río Lérez, que atraviesa la ciudad gallega, después de embarcar en su piragua en el Centro de Tecnificación. De repente vio que algo se movía en el agua y se percató de que era una persona que agitaba ligeramente los brazos y que se estaba ahogando.
El laureado agente, de 40 años, sostuvo por la cabeza a la mujer que estaba semiinconsciente para que pudiese tomar aire y logró arrastrarla a nado hasta la orilla. “En ese momento solo pensé en lo complicado que podía resultar el rescate si ella oponía resistencia, pero no lo hizo, pude nadar con un brazo y salvarle la vida”, comenta Óscar Graña, con tono emocionado. “Después, cuando supe lo que había pasado, fui consciente de que el destino había querido que le salvase la vida a dos personas, una de ellas, muy joven, que tenían intención de quitársela, y es una experiencia difícil de explicar, pero que me llena como ser humano y como policía”, dijo Graña en declaraciones a EL PAÍS.
El agente explicó que condujo a la mujer hasta la orilla del río donde comenzó a realizarle las primeras maniobras de reanimación cardiopulmonar con el objetivo de estabilizar sus constantes vitales. Luego colocó el cuerpo inerte en posición lateral de seguridad hasta conseguir que expulsase toda la cantidad de agua que había ingerido.
Fuera de peligro
Finalmente, los servicios de emergencia sanitarios del 061 acudieron al lugar y continuaron con la reanimación de la mujer, a la que trasladaron posteriormente al centro hospitalario de Montecelo, donde poco a poco se repuso hasta encontrarse fuera de peligro. Unos cincuenta minutos antes del rescate, un familiar de esta mujer había telefoneado a las fuerzas de seguridad para alertar que se había marchado de casa con intención de quitarse la vida.
Es la segunda vez que el triple campeón del mundo y de Europa de C2 salva la vida a una mujer en el río Lérez. En 2015, Óscar Graña protagonizó un rescate similar cuando también se encontraba fuera de servicio y entrenaba a bordo de su piragua. Aquella vez remaba en la bocana de la ría de Pontevedra, cerca de Marín, a unos 4 kilómetros de distancia del puente donde ayer llevó a cabo su segundo rescate.
“Era una chica de 30 años y la pude salvar sin demasiada dificultad porque tampoco ella opuso resistencia. Eso facilita el rescate porque, si no, podríamos acabar los dos en el fondo. Luego, pasado el tiempo, me dio las gracias”, recuerda con agrado el piragüista.
“La verdad es que uno nunca está preparado para estos momentos y, desde luego, yo no podré evitar que vuelvan a repetirse. Pero la parte positiva de todo esto es poder cambiar la determinación de una persona que quiere acabar con su vida”, subraya Óscar Graña.
