Si a partir del próximo otoño empieza a echar en falta la presencia de vigilantes en los pasillos del metro de Madrid, no se extrañe. El nuevo contrato de seguridad que la compañía pública adjudicará en breve, pero cuyas bases ya están establecidas, permitirá a las empresas contratadas prescindir de los trabajadores que crean conveniente siempre que la plantilla cubra un mínimo de 929.500 horas al año, un 40% menos que hasta ahora. La reducción, valoran los sindicatos, podría llegar a 700 personas. El cálculo de la cifra es simple. Hoy, Metro cuenta con 1.800 agentes privados para realizar 1.536.500 horas anuales de servicio. Si las horas se reducen a 929.500, una regla de tres deja en apenas 1.089 el personal necesario. Metro admite que la decisión quedan en manos de las empresas, ya que, aunque están obligadas a subrogar a toda la plantilla, nada les impide comenzar los despidos al día siguiente.
Esta fórmula es similar a la que la Consejería de Sanidad quiere implantar en los seis hospitales públicos cuya gestión ha sacado a licitación privada. «No cabe en ninguna cabeza que si a las empresas les sobra gente, los vayan a tener sin hacer nada», subraya Óscar Verduras, miembro de la Federación de Servicios Privados de CC OO.
«No damos abasto»
Según los propios vigilantes y sus representantes, no es que sobren manos ahora mismo en el metro. «No damos abasto. El vandalismo no baja, continúan los robos y tenemos que luchar contra los grafiteros, muy habituales «, explica uno de los guardas a 20minutos. El pasado 12 de febrero, la Policía pudo detener a cinco integrantes del ‘clan de las bosnias’ gracias a la colaboración del personal de seguridad privada, que también ayudó en la reciente captura de 13 miembros de bandas latinas que habían protagonizado dos peleas en las estaciones de Oporto y Embajadores.
Lo más probable es que los despidos sean progresivos, ya que las contratas tienen un máximo de dos años para adaptarse al contrato de gestión. Un portavoz de una de las empresas interesadas rechazó anticipar si habrá bajas: «Actuaremos en función de las necesidades del servicio».
Este plazo se debe a que el contrato de seguridad, que asciende a 192 millones de euros para cuatro años, incluye importantes modificaciones. A partir de ahora, las empresas se repartirán la seguridad de la red por zonas adyacentes, y no por líneas. Además, en lugar del cumplimiento de las horas, Metro premiará la consecución de objetivos que tienen que ver con la reducción de la delincuencia y una mejora de los tiempos de respuesta.
Para prevenir la conflictividad derivada de los despidos de vigilantes, la compañía ha incluido una cláusula según la cual las empresas de seguridad serán penalizadas si los medios de comunicación publican cualquier noticia relacionada con su actividad que afecte negativamente a la imagen de Metro. Las multas van desde los 1.000 euros hasta la rescisión unilateral del contrato. Entre las empresas interesadas en los distintos lotes de la concesión están Ombuds, Casesa o Segur Ibérica, todas participadas por fondos de capital riesgo.
Menos servicios, pese a los tarifazos
El de los vigilantes tampoco sería el primer recorte en seguridad en el metro. Como publicó 20minutos, el subterráneo redujo de 12 a 6 las personas que se ocupan de vigilar las cámaras de seguridad de toda la red. También se ha «reordenado» la vigilancia en los depósitos y las cocheras que han sufrido más actos vandálicos, pero no ha contratado más personal, lo que ha dejado algunas zonas en cuadro.
Tras el verano del año pasado, redujo el número de trenes que circulan fuera de la hora punta y dejó en la mitad el servicio nocturno sin avisar a los usuarios. Esta decisión ha duplicado las esperas en esos tramos, con el consiguiente malestar de los viajeros. En paralelo, el billete no ha dejado de subir. En abril de 2012, la Comunidad de Madrid aprobó el ‘sablazo’, que disparó un 11% de media los precios del transporte público. Era el noveno tarifazo en los últimos siete años. El coste subió un 3% adicional en enero de 2013.