Las casi 2.500 prendas y productos incautados en marzo eran falsificaciones de marcas como Adidas, Calvin Klein, G-Star y Lacoste. También había equipaciones y prendas deportivas de varios equipos de fútbol de Primera División como el Atlético de Madrid y el FC Barcelona.OPERACIÓN CAVERNA
Una de las operaciones desarrolladas ha sido la ‘Operación Caverna’, en la que se intervinieron más de 1.500 prendas deportivas falsificadas en las inmediaciones del Estadio Vicente Calderón, por un valor de 110.000 euros.
Los agentes comprobaron cómo tres furgonetas distribuían prendas entre los puestos de venta de productos de merchandising de los clubes de fútbol, principalmente del Atlético de Madrid, en los alrededores del Vicente Calderón. En tres intervenciones simultáneas inspeccionaron dichos artículos, verificando que infringían los derechos de propiedad industrial, e incautaron 400 prendas.
En la segunda parte de la operación, y tras las investigaciones realizadas por el Grupo de Policía Judicial, inspeccionaron al mismo tiempo cuatro comercios de Centro y el almacén que les facilitaba los productos. Encontraron artículos falsificados, tanto expuestos en las tiendas como en pequeños almacenes de difícil acceso, que se comunicaban a través de largos pasillos ubicados en el interior de las mismas.
Así, acompañados por un perito del Fútbol Club Barcelona, los agentes intervinieron 971 camisetas, 112 bufandas y 52 productos de merchandising, todos falsos. Dos personas fueron detenidas y otras siete, imputadas por un delito contra la propiedad industrial.
OPERACIÓN YES
El Grupo de Propiedad Industrial e Intelectual de la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial de Policía Municipal también ha llevado a cabo este mes la Operación YES, en la que se detectó la venta y distribución de objetos falsificados realizada dentro de lo que parecían locales abandonados.
El primer contacto entre comprador y distribuidor se realizaba telefónicamente para, a continuación, quedar en un punto de una calle cercana al local, con el propósito de cerciorarse de la identidad del comprador. Una vez que el vendedor daba el visto bueno, ambos accedían a un edificio por el portal, que tenía una puerta practicada en el pasillo de la finca que daba acceso al almacén donde se realizaba la venta directa, consiguiendo de esta forma evitar posibles inspecciones e irrupciones al tratarse de un comercio supuestamente cerrado.