Compraba armas inutilizadas a través de internet y las volvía a poner a punto en un taller clandestino que tenía en su casa. Así operaba el protagonista de la última operación contra el tráfico de armas desarrollada por la Guardia Civil, que ha localizado un verdadero arsenal de guerra en una vivienda rural de Dos Hermanas. La operación Toronja se ha cerrado con un detenido y con más de sesenta armas de fuego intervenidas.
Este depósito ilegal de armas y precursores de explosivos estaba ubicado en la vivienda del detenido, un tipo que vivía casi como un ermitaño en una casa aislada en una finca situada entre los ríos Guadaíra y Gualquivir, en el término municipal de Dos Hermanas. La Guardia Civil, siguiendo el rastro de una transacción de armas sospechosa desde Europa del Este, dio con esta vivienda y comenzó a investigar al propietario, un ciudadano español de 48 años. Este hombre apenas salía de su casa. No trabajaba ni se le conocían ingresos regulares algunos, aunque sí lo había hecho en el pasado, ya que había trabajado durante años como protésico dental.
Desde hace al menos dos años, se dedicaba a comprar armas por internet y manipularlas en su casa, donde había montado un taller casero. Todo lo había aprendido de manera autodidacta, consultando manuales por internet y a base del método ensayo-error. La Guardia Civil investiga ahora si llegó a vender algunas de estas armas transformadas o si con algunas de las que se encontraron en su casa se ha cometido algún hecho delictivo.
El detenido adquiría las armas en diferentes países de Europa del Este y las sometía a un proceso de rehabilitación. Para ello fabricaba cañones y otras piezas fundamentales, que dejaban las armas de nuevo en disposición de disparar. El sospechoso se dedicaba también a fabricar la munición necesaria para disparar con estas armas. Por ello disponía de ingentes cantidades de vainas metálicas, fulminantes y proyectiles de diferentes calibres de armas cortas y de guerra, que llegó a convertir en piezas de fuego real. De hecho, se le han intervenido alrededor de 30.000 proyectiles y vainas caseras. El taller clandestino tenía un torno, una fresadora, una prensa hidráulica y otras herramientas para la transformación de las armas.
El arsenal encontrado por la Guardia Civil se componía de las siguientes piezas: tres fusiles de asalto AK-47 Kalashnikov, cinco subfusiles, diez escopetas, siete pistolas, diez revólveres, seis rifles y carabinas, un lanzagranadas de 40 milímetros de fabricación artesanal, 14 pistolas detonadoras (seis de ellas ya transformadas para disparar fuego real), cuatro armas de avancarga, dos ballestas, 38 cañones semielaborados (con los que rehabilitaba las armas inutilizadas), un silenciador y una pistola eléctrica.
En cuanto a los explosivos, había 43 granadas de mano (algunas de ellas desactivadas), 234 multiplicadores detonadores, 70 kilos de productos precursores de explosivos, 4 sistemas de ignición de explosivos a distancia, 13 rollos de cordón detonante y mecha pirotécnica, 102 bengalas de gran potencia y 229 artefactos pirotécnicos de uso profesional.
De munición tenía en su poder 3.100 cartuchos metálicos de diferentes calibres, 3.423 cartuchos de caza, 21.900 fulminantes para la recarga de cartuchería metálica, 3.400 vainas sin cebar, 1.535 proyectiles de diferentes calibres de arma corta y de guerra, una máquina y accesorios para la recarga de cartuchos metálicos, una máquina de fundición de plomo y decenas de moldes de diferentes calibres. Además, tenía abundantes piezas y accesorios para armas de fuego, 8.013 dólares americanos y 1.015 euros en metálico, así como 31 kilos de plantas de marihuana. El juez de Instrucción número 1 de Dos Hermanas ha decretado su ingreso en prisión.
El teniente Castellanos, que ha dirigido la operación, destacó ayer a este periódico la importancia de este golpe, con el que la Guardia Civil ha impedido que estas armas cayeran en manos de delincuentes comunes y terroristas. Este experto apuntó también que la Guardia Civil ha intensificado la lucha contra la venta ilegal de armas. España cuenta con una legislación muy restrictiva en esta materia, por lo que el refuerzo de los controles se ha hecho a través de internet, para vigilar las transacciones con países de Europa del Este en los que es más fácil conseguir este tipo de armamento.