La frontera de Melilla ha sufrido este sábado un nuevo intento de entrada con coche kamikaze, el segundo en apenas 15 días. Si en la tentativa del 23 de enero fueron 15 los subsaharianos que trataron de burlar los controles de seguridad pisando a fondo el acelerador de un BMW, en la de hoy han sido otros seis los que han tratado de buscar el sueño europeo a bordo de un Volkswagen que ha terminado empotrado contra un poste.
Sólo uno, el conductor, ha conseguido entrar en territorio español, aunque ahora está detenido en un calabozo a la espera de ser puesto a disposición judicial. Sus cinco compañeros de aventura han quedado a cargo de las autoridades marroquíes porque no rebasaron las lindes fronterizas.
Fuentes policiales evidencian la preocupación que existe tanto en la Guardia Civil como en la Policía Nacional por el hecho de que esta táctica del coche kamikaze se ponga de moda para entrar a Melilla. Sobre todo, por el peligro que conlleva para los agentes que prestan servicio en los pasos fronterizos, para los propios inmigrantes que van dentro de los vehículos, y también para el resto de ciudadanos a los que el intento de entrada les pille pasando la frontera.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, también aludió a ese enorme riesgo cuando en enero de 2013, hace dos años, se registraron los dos primeros intentos kamikaze. Un total de 21 inmigrantes lograron entrar entonces a Melilla de esa forma. La solución que adoptó entonces el Gobierno fue aplicar el Convenio de Readmisión firmado entre España y Marruecos en 1992 para tratar de zanjar definitivamente aquella peligrosa estrategia de las mafias de la inmigración. Sin embargo, aquello derivó en una denuncia de varias ONG y partidos políticos que terminó con el delegado del Gobierno y el jefe accidental de la Guardia Civil declarando ante un juez por el procedimiento que habían adoptado.
Tratado bilateral hispano-marroquí
Recientemente, el Juzgado de Instrucción número 5 de Melilla les dio la razón en un auto emitido casi dos años después de los hechos. En él, el juez Miguel Ángel García sobreseía el caso e incluso animaba a que el tratado bilateral hispano-marroquí se aplicara más veces por ser una herramienta eficaz para luchar contra el problema de la inmigración irregular que sufre Melilla de forma ya permanente. Eficaz porque no volvieron a darse más casos de coches kamikazes. Hasta ahora, cuando en apenas dos semanas se han dado dos intentos de este tipo protagonizados por 21 inmigrantes en total.
De los 15 que iban en el BMW el 23 de enero, sólo cinco consiguieron su propósito. Fueron los más rápidos en reaccionar después de que el coche se quedara literalmente empotrado contra la puerta del paso fronterizo de Beni-Enzar en la zona de tierra de nadie. Pese al tremendo impacto, que causó daños la verja, cinco de los ocupantes se bajaron rápidamente del coche y entraron corriendo a Melilla. Después de aquello no se ha vuelto a saber más, ya que se abrió una investigación para tratar de identificar a los inmigrantes, posiblemente para aplicarles nuevamente el Convenio de Readmisión.
El delegado del Gobierno, al ser preguntado días más tarde sobre si podría repetirse lo sucedido, afirmó que se esperaba cualquier cosa de las mafias que trafican con seres humanos. Hoy ha vuelto a suceder, pero no en el paso de Beni-Enzar, sino en el de Farhana, el segundo en importancia entre Melilla y Marruecos. Ha sido temprano, a las ocho de la mañana, y un guardia civil ha resultado herido en la pierna cuando trataba de detener al conductor en su huida para adentrarse en la ciudad autónoma.
La elección de esta frontera no es casual, ya que sus infraestructuras se han quedado obsoletas frente a las del paso de Beni-Enzar, recientemente remodelada y reforzada con sistemas anti kamikazes. Fuentes policiales advierten de que si no se mejoran las instalaciones, esta peligrosa forma de entrada podría pasar de ser una anécdota a una constante debido a la desesperación de los inmigrantes y las propias mafias por el fuerte blindaje que España y Marruecos están haciendo en el perímetro para evitar los saltos a la valla.
Fuente: http://www.elmundo.es/espana/2015/02/08/54d7786ee2704eec078b457d.html