La directriz es clara: los esfuerzos policiales en la lucha contra la droga hay que concentrarlos en combatir el tráfico minorista, el que perjudica de manera más directa al vecino porque se produce en su misma puerta.
Esa consigna fue repetida recientemente por el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre, en la toma de posesión del nuevo comisario provincial, Antonio Ramírez. Lo cierto es que en el último año, los principales operativos desarrollados por el Cuerpo Nacional en materia de tráfico de drogas en la provincia de Cádiz tienen que ver con el menudeo de estupefacientes.
La desarticulación de puntos de venta, la detención de camellos o el arresto de pequeños clanes que suministran directamente al consumidor copan los resultados policiales que se difunden a la opinión pública.
Zonas como Guillén Moreno o la Ardila, en el punto de mira
En el mapa donde se despliega esta estrategia policial hay una serie de barriadas de la provincia marcadas en rojo por la actividad constante de pequeños traficantes. La Policía sabe que erradicar por completo esta actividad ilícita es tarea imposible, pero al menos pretende asfixiarla al máximo.
Uno de esos puntos calientes es Guillén Moreno, en la capital gaditana, donde la crisis ha disparado los índices de desempleo y la necesidad de sus vecinos, propiciando un repunte del tráfico de drogas como la heroína en dosis de escasísima pureza pero a precios asequibles. Es el narcotráfico ‘low cost’.
Del crimen del Mundial a la venta de ‘rebujito’
A finales de julio, el Grupo de Pequeño Tráfico de la Udyco de Cádiz actuaba en un punto de venta situado en una vivienda de Guillén Moreno. Según confirma la Policía, lo regenta (porque ha quedado en libertad provisional) una mujer de 36 años que distribuye dosis de ‘rebujito’ (mezcla de heroína y cocaína).
Días antes de su detención el pasado 22 de julio, la Policía estuvo vigilando los alrededores de la vivienda e interceptando a compradores que acababan de comprarle a la sospechosa. A uno de los clientes le llegaron a encontrar hasta 15 dosis.
No fue fácil detener a la traficante porque los toxicómanos le habían alertado de que estaba la Policía merodeando. Eso provocó que la imputada obligara a sus clientes a drogarse en su casa para que no les encontraran nada si eran cacheados en la calle. Finalmente fue apresada, pero apenas le hallaron sustancia estupefaciente. Quedó en libertad con cargos.
Esta mujer se vio envuelta en el pasado en uno de los hechos más luctuosos vividos en la capital. En el verano de 2010, durante la noche de la final del Mundial de Sudáfrica que todos los aficionados al fútbol recordarán por la victoria de la selección española, José Estudillo moría en una pelea que estalló en unos recreativos de San Severiano.
Dos hombres se liaron a golpes con la víctima porque presuntamente había mirado a la pareja de uno de ellos. Esa mujer vuelve a la crónica de sucesos pero por traficar con drogas.
El menudeo versus grandes alijos
Frente a este trabajo ímprobo, hay otra realidad que se vive en el litoral y que está siendo uno de los temas del verano más comentados: la entrada de la droga con total impunidad a plena luz del día. Unos hechos cotidianos que, además, ahora se graban en vídeos domésticos.
Una vieja demanda de los sindicatos policiales es una actualización del catálogo de puestos de trabajo de las comisarías gaditanas, que lleva décadas sin tocarse. La falta de personal ha afectado el trabajo de las investigaciones contra las grandes organizaciones, responsables de introducir por toneladas la droga que distribuyen los últimos de una larga cadena, los ‘camellos’.
En este punto, colectivos como la federación provincial de coordinadoras antidroga lleva denunciando hace meses cómo la crisis se llevó a dos de los tres grupos GRECO (agentes especializados en el crimen organizado) que operaban en la provincia.
Fuente: http://www.lavozdigital.es/cadiz/201508/12/guerra-menudeo-drogas-cadiz-20150812134446-pr.html