Historia de la Policía Municipal
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA POLICÍA MUNICIPAL
Si nos remontamos en la Historia llegamos a la Baja Edad Media, en esa época los visigodos tenían unos funcionarios ejecutivos denominados “Sayones”, antecedentes remotos de los agentes de Autoridad. En el tiempo de los árabes nos encontramos con que Córdoba (única ciudad europea con más de un millón de habitantes) contaba con una policía que se le denominaba “Shurta”, y se les encargó el mantenimiento del orden público entre las gentes del pueblo bajo y la persecución de los malhechores y ociosos. A sus órdenes estaban los “Derrab”, que era una especie de policía armada que tenía como funciones:
∙Escolta de los Gobernadores de las provincias.
∙Vigilancia nocturna, que ejecutaban por rondas acompañados de perros adiestrados.
∙Prevención y auxilio de la población.
∙En este sentido Córdoba se dividió en barrios atendiendo a su población, siendo este sistema trasladado a la España Cristiana.
En el siglo XII, durante el reinado de Fernando III, la historia nos depara con algo que pudiera parecerse a Policía Municipal. Según el historiador de Madrid, D. José Amador de los Ríos, “los Andadores del Consejo, los Fiadores o Fieles y los Porteros, obedecían y ejecutaban las órdenes y mandamientos de los Alcaldes, pudiendo los vecinos que solicitaban justicia acudir al Tribunal con su abogado o vocero.
También nos aclara “La administración de Justicia” se proveía en aquella época por medio de Alcaldes, Adelantados, Jurados y Fiadores o Fieles, a pesar de que estos últimos, así como los Sayones y Alguaciles, debían pertenecer a un orden inferior de Ministros o ejecutores de los mandatos judiciales”. Ateniéndonos a lo dicho por el historiador, los ejecutores de las órdenes emanadas de los Alcaldes eran por este orden:
∙FIADORES O FIELES.
∙PESQUISIDORES.
∙ANDADORES DEL CONCEJO.
∙PORTEROS DE AZA.
∙PORTEROS DE VARA.
∙SAYONES.
Sayones: Los Sayones disponían del Fuero de Sayonía por el cual como ejecutores de la justicia tenían derecho a entrada y registro en los domicilios para tomar prendas judiciales o extrajudiciales, hacer efectivos los tributos y penas pecuniarias y captura de delincuentes.
El Fuero de Sayonías se refería a la facultad de entrar en las casas y registrarlas minuciosamente con el fin de cobrar los tributos a los deudores morosos, llegando a veces hasta quitarles las puertas de las viviendas.
Esta brutal forma de actuar, con el paso de los siglos, les dio una pésima imagen y les fue recortando sus abusos hasta su total desaparición. En Madrid, ya con el Fuero de 1202, estos Sayones no actuaron con la dureza que en otras partes en siglos anteriores, pero, no obstante, eran mal vistos y acabaron desapareciendo.
Porteros de Vara: Disponían de una vara de regulares dimensiones y buena calidad, seguramente de fresno. Era manejada con gran destreza y en las antiguas artes marciales era muy eficaz. Los Porteros de Vara llegaron hasta el año 1857, fecha en que ya no se conceden más credenciales para ese cargo.
REORGANIZACIÓN DE LA POLICIA MUNICIPAL POR CARLOS III
Ateniéndonos a lo escrito, tenemos que admitir que éstos, al nombrarlos en plural, no son una sola persona, sino un conjunto de personas que, de forma organizada, sirven al municipio, cada grupo en una misión distinta. Estudiemos detenidamente cuál era la misión de cada uno y por haber desaparecido los unos y tener misiones menos policiales otros, iremos eliminando a esos primeros para quedarnos al final con los que subsistieron y formaron el principio de nuestra policía municipal, que son Alguaciles y Porteros de Vara.
Durante el reinado del Rey Alcalde, Carlos III, la Policía Municipal y la organización Administrativa de la Villa, sufren una reforma que ya es un gran adelanto, al modernizar sus estructuras.
En fecha de 28 de Mayo de 1761, firma desde Aranjuez, la importante Real Cédula, con el Reglamento de la Milicia Urbana. En este reglamento se dispone que se forme con un total de 450 hombres. Con esta misma fecha creó otro cuerpo estatal de 1.500 hombres, que cuidan del orden público y les dio el nombre de “Salvaguardas del Pueblo”. Se dedicaban a la vigilancia tanto diurna como nocturna, siendo la nocturna más numerosa, ya que salían en grupos de 20 ó 25 hombres, con sus mandos, armas y faroles, inspeccionando las posadas, garitos, mancebías y casas de juego.
El año 1850 el Ayuntamiento de Madrid aprueba un Reglamento que organiza la Guardia Municipal, dotándola de un nuevo uniforme. El arma de dotación consistía en un sable de empuñadura de color dorado y guardapolvo de color rojo. Según las referencias como el sable acaba en forma curva, ancho de empuñadura y termina en punta, en la Plaza de la Cebada, en uno de los puestos de verduras al compararlo con esa especia, surgió el mote.
EL MANGAS VERDE
No se sabe bien porqué, pero en 1866 fue sustituido el uniforme por otro, no menos elegante que el anterior y ese fue “el mangas verdes”. El nuevo uniforme era de color azul con vivos verdes en las mangas y perneras, y como se cuidaron de poner la funda del sable de color negro, pronto se ocuparon los madrileños de encontrar su “talón de Aquiles”.
EL GUARDIA DE LA PORRA
El día 10 de Abril del año 1924, El Gobierno del General Primo de Rivera, estableció la circulación de carruajes por el lado derecho de la calzada.
Era Alcalde-Presidente D. Alberto Alcocer y Jefe de Tráfico D. Emilio Abarca Millán. El día 8 de Octubre del mismo año, se implantó en Madrid la circulación moderna, con pasos de peatones, calles de dirección única, direcciones prohibidas, semáforos, etc.
El día 16 de junio de 1926 se aprobó el Reglamento de Circulación de Vehículos de Motor Mecánico. Desde aquella época el tráfico continúa y se desarrolla con fuerza, los madrileños asisten a estos modernos cambios, intervienen en todo el proceso como público, aprenden a pasar por los pasos de peatones al toque del timbre del semáforo y sus cambios de luces, obedecen al guardia en sus indicaciones, pues imponía multas de un real al que cruzaba por sitio no señalado.
Fue uno de estos infractores que al responder a un amigo que pasaba por el lugar y le preguntó ¿Pero qué haces ahí tanto tiempo? A lo que contestó: “El Guardia ese de la Porra que me ha hecho dar marcha atrás”. Y desde aquella época hasta nuestros días que son “tablillas” (porque no llegan a maderos), pasando por “Pitufos” al vestir camisa de color azul claro.
LOS SERVICIOS DE LA POLICÍA MUNICIPAL
Desde el “Guardia de la Porra” hasta nuestros días, la Policía Municipal ha ido evolucionando con la sociedad, se le ha ido dotando de medios y de competencias, desde el Policía a caballo, en bicicleta, hasta los más modernos automóviles actuales dotados de todos los sistemas necesarios. Desde mínimas competencias, sólo en materia de tráfico, hasta las asignadas en la moderna Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (L.O. 2/1986 de 13 de Marzo), en definitiva todo ello para tener una policía al servicio del ciudadano.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA POLICÍA MUNICIPAL
Si nos remontamos en la Historia llegamos a la Baja Edad Media, en esa época los visigodos tenían unos funcionarios ejecutivos denominados “Sayones”, antecedentes remotos de los agentes de Autoridad. En el tiempo de los árabes nos encontramos con que Córdoba (única ciudad europea con más de un millón de habitantes) contaba con una policía que se le denominaba “Shurta”, y se les encargó el mantenimiento del orden público entre las gentes del pueblo bajo y la persecución de los malhechores y ociosos. A sus órdenes estaban los “Derrab”, que era una especie de policía armada que tenía como funciones:
∙Escolta de los Gobernadores de las provincias.
∙Vigilancia nocturna, que ejecutaban por rondas acompañados de perros adiestrados.
∙Prevención y auxilio de la población.
∙En este sentido Córdoba se dividió en barrios atendiendo a su población, siendo este sistema trasladado a la España Cristiana.
En el siglo XII, durante el reinado de Fernando III, la historia nos depara con algo que pudiera parecerse a Policía Municipal. Según el historiador de Madrid, D. José Amador de los Ríos, “los Andadores del Consejo, los Fiadores o Fieles y los Porteros, obedecían y ejecutaban las órdenes y mandamientos de los Alcaldes, pudiendo los vecinos que solicitaban justicia acudir al Tribunal con su abogado o vocero.
También nos aclara “La administración de Justicia” se proveía en aquella época por medio de Alcaldes, Adelantados, Jurados y Fiadores o Fieles, a pesar de que estos últimos, así como los Sayones y Alguaciles, debían pertenecer a un orden inferior de Ministros o ejecutores de los mandatos judiciales”. Ateniéndonos a lo dicho por el historiador, los ejecutores de las órdenes emanadas de los Alcaldes eran por este orden:
∙FIADORES O FIELES.
∙PESQUISIDORES.
∙ANDADORES DEL CONCEJO.
∙PORTEROS DE AZA.
∙PORTEROS DE VARA.
∙SAYONES.
Sayones: Los Sayones disponían del Fuero de Sayonía por el cual como ejecutores de la justicia tenían derecho a entrada y registro en los domicilios para tomar prendas judiciales o extrajudiciales, hacer efectivos los tributos y penas pecuniarias y captura de delincuentes.
El Fuero de Sayonías se refería a la facultad de entrar en las casas y registrarlas minuciosamente con el fin de cobrar los tributos a los deudores morosos, llegando a veces hasta quitarles las puertas de las viviendas.
Esta brutal forma de actuar, con el paso de los siglos, les dio una pésima imagen y les fue recortando sus abusos hasta su total desaparición. En Madrid, ya con el Fuero de 1202, estos Sayones no actuaron con la dureza que en otras partes en siglos anteriores, pero, no obstante, eran mal vistos y acabaron desapareciendo.
Porteros de Vara: Disponían de una vara de regulares dimensiones y buena calidad, seguramente de fresno. Era manejada con gran destreza y en las antiguas artes marciales era muy eficaz. Los Porteros de Vara llegaron hasta el año 1857, fecha en que ya no se conceden más credenciales para ese cargo.
REORGANIZACIÓN DE LA POLICIA MUNICIPAL POR CARLOS III
Ateniéndonos a lo escrito, tenemos que admitir que éstos, al nombrarlos en plural, no son una sola persona, sino un conjunto de personas que, de forma organizada, sirven al municipio, cada grupo en una misión distinta. Estudiemos detenidamente cuál era la misión de cada uno y por haber desaparecido los unos y tener misiones menos policiales otros, iremos eliminando a esos primeros para quedarnos al final con los que subsistieron y formaron el principio de nuestra policía municipal, que son Alguaciles y Porteros de Vara.
Durante el reinado del Rey Alcalde, Carlos III, la Policía Municipal y la organización Administrativa de la Villa, sufren una reforma que ya es un gran adelanto, al modernizar sus estructuras.
En fecha de 28 de Mayo de 1761, firma desde Aranjuez, la importante Real Cédula, con el Reglamento de la Milicia Urbana. En este reglamento se dispone que se forme con un total de 450 hombres. Con esta misma fecha creó otro cuerpo estatal de 1.500 hombres, que cuidan del orden público y les dio el nombre de “Salvaguardas del Pueblo”. Se dedicaban a la vigilancia tanto diurna como nocturna, siendo la nocturna más numerosa, ya que salían en grupos de 20 ó 25 hombres, con sus mandos, armas y faroles, inspeccionando las posadas, garitos, mancebías y casas de juego.
El año 1850 el Ayuntamiento de Madrid aprueba un Reglamento que organiza la Guardia Municipal, dotándola de un nuevo uniforme. El arma de dotación consistía en un sable de empuñadura de color dorado y guardapolvo de color rojo. Según las referencias como el sable acaba en forma curva, ancho de empuñadura y termina en punta, en la Plaza de la Cebada, en uno de los puestos de verduras al compararlo con esa especia, surgió el mote.
EL MANGAS VERDE
No se sabe bien porqué, pero en 1866 fue sustituido el uniforme por otro, no menos elegante que el anterior y ese fue “el mangas verdes”. El nuevo uniforme era de color azul con vivos verdes en las mangas y perneras, y como se cuidaron de poner la funda del sable de color negro, pronto se ocuparon los madrileños de encontrar su “talón de Aquiles”.
EL GUARDIA DE LA PORRA
El día 10 de Abril del año 1924, El Gobierno del General Primo de Rivera, estableció la circulación de carruajes por el lado derecho de la calzada.
Era Alcalde-Presidente D. Alberto Alcocer y Jefe de Tráfico D. Emilio Abarca Millán. El día 8 de Octubre del mismo año, se implantó en Madrid la circulación moderna, con pasos de peatones, calles de dirección única, direcciones prohibidas, semáforos, etc.
El día 16 de junio de 1926 se aprobó el Reglamento de Circulación de Vehículos de Motor Mecánico. Desde aquella época el tráfico continúa y se desarrolla con fuerza, los madrileños asisten a estos modernos cambios, intervienen en todo el proceso como público, aprenden a pasar por los pasos de peatones al toque del timbre del semáforo y sus cambios de luces, obedecen al guardia en sus indicaciones, pues imponía multas de un real al que cruzaba por sitio no señalado.
Fue uno de estos infractores que al responder a un amigo que pasaba por el lugar y le preguntó ¿Pero qué haces ahí tanto tiempo? A lo que contestó: “El Guardia ese de la Porra que me ha hecho dar marcha atrás”. Y desde aquella época hasta nuestros días que son “tablillas” (porque no llegan a maderos), pasando por “Pitufos” al vestir camisa de color azul claro.
LOS SERVICIOS DE LA POLICÍA MUNICIPAL
Desde el “Guardia de la Porra” hasta nuestros días, la Policía Municipal ha ido evolucionando con la sociedad, se le ha ido dotando de medios y de competencias, desde el Policía a caballo, en bicicleta, hasta los más modernos automóviles actuales dotados de todos los sistemas necesarios. Desde mínimas competencias, sólo en materia de tráfico, hasta las asignadas en la moderna Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (L.O. 2/1986 de 13 de Marzo), en definitiva todo ello para tener una policía al servicio del ciudadano.