Los escoltas de los políticos almerienses no son súper hombres, ni se creen ni actúan como «Rambos». La discreción, la templanza y sus nervios de acero, son en general las reglas de oro que les hacen distintos. Son personas con mucho sentido común y una gran profesionalidad que viven siempre bajo la permanente tensión de una hipotética o real amenaza sobre sus protegidos.
A veces les delatan ese «tic» clónico entres estos profesionales que no dejan de mirar a todos los lados mientras a una prudente distancia siguen los pasos de sus protegidos sin dejar nunca de perderlos de vista. Saben todo o casi toda de la personalidad a la que deben de proteger.
En numerosas ocasiones la mayoría de las veces una simple mirada detecta un potencial riesgo sobre esta persona. Muchos de estos profesionales de la protección a políticos, empresarios, gente vip con riesgo de sufrir un secuestro o atentados apenas tienen vida privada ya que los horarios suelen ser un tanto irregulares dependiendo en todo momento de la agenda del personaje.
Son las sombras de los líderes políticos de la provincia que por ley deben de contar con este tipo de protección. En Almería capital y repartidos entre los diferentes cargos públicos hay más de una decena de estos escoltas, todos ellos procedentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o de la Policía Local. Son los hombres encargados de la seguridad del alcalde de la ciudad, algunos determinados alcaldes o concejales tanto de la capital o provincia así como del Presidente de la Diputación Provincial
Su misión aunque pueda parecer rutinaria cada día es distinta y nunca pueden bajar la guardia aunque deben ser lo suficientemente hábiles para que su protegidos no atisben en ellos un mínimo de nerviosismo o un estado que les pueda a llegar a provocar desconfianza, por eso una de sus máximas es ir relajados o al menos aparentar cierta relajación aunque siempre pendientes de cada movimiento lo que les hace ser desconfiados por naturaleza. Aunque mantienen buenas relaciones con sus «jefes», de temas profesionales no suelen hablar.
Antes de que ellos salgan a la calle ya han dado varias vueltas por la zona de su domicilio interesándose por algún vehículo sospechoso, un paquete junto a una papelera, haciendo contravigilancias o indagando sobre cualquier otro detalle que les infunda sospechas. Antes de alojarse en un hotel o penetrar en determinados locales deben de inspeccionar minuciosamente la habitación o la zona por donde se va a mover. Saben que ante cualquier tipo de agresión ellos son sus escudos humanos.
«Hay que tener muy clara la función que hacemos. Nuestro deber es custodiar y estar pendiente en todo momento de la persona que nos confía su seguridad»-afirma uno de estos escoltas que prefiere no dar datos acerca de su identidad. Aunque saben de antemano la agenda de sus protegidos, a cualquier hora del día todo cambia. «Lo de los horarios es quizás lo peor que se lleva, pero bueno. A veces estamos más horas con ellos que con nuestra propia familia». Todos los escoltas consultados coinciden en valorar positivamente la importancia de las buenas relaciones con sus protegidos.»Si no hay confianza mal podremos defenderlos. Para mi este aspecto es muy importante».
El Jefe de Seguridad del Ayuntamiento de Almería, se llama Francisco Balbín y ya lleva varios cuatro años como Jefe de Seguridad y escolta personal del alcalde. Primero estuvo con Juan Megino para posteriormente desarrollar su labor con Luis Rogelio Rodríguez Comendador. Experto en protección de personalidades, ha impartido como profesor numerosos cursos tanto de protección de Vips como de autoprotección. Oficial de la Policía Local es uno de esos profesionales que viven por y para la personalidad asignada. «Nuestro trabajo se basa en un único principio, ser el escudo protector de la personalidad asignada. Hay que estar permanentemente atento a cualquier tipo de incidentes». El Jefe de Seguridad del Ayuntamiento es rotundo en distinguir entre escolta y guardaespaldas. «Hay una gran diferencia. Nuestro trabajo es de una mayor proyección y requiere una formación distinta».
Francisco José es el Jefe de Seguridad de la Diputación Provincial y escolta personal del presidente. Desde 1998 ha dado protección a Luis Rogelio Rodríguez y a José Añez. Procede del Cuerpo Nacional de Policía, en excedencia especial. Su currículo es impresionante. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en el año 1980.
Durante cuatro años estuvo en la Compañía de Reserva, los entonces conocidos como Antidisturbios y poco después fue seleccionado para entrar a formar parte del grupo de élite de los Geos. En este grupo de la Policía permaneció durante siete años interviniendo en numerosas y delicadas misiones y de protección en la embajada de Jordania.
Uno de los pecados capitales de nuestro trabajo y que hay que evitar siempre, es no caer en la monotonía. Cada día es diferente. Hay que estar preparado para darlo todo por la persona a la que protegemos. Nuestra misión es proteger y evacuar a la personalidad aunque sea a costa de nuestra propia vida». Admite que este trabajo no permite relajación y valora positivamente el apoyo familiar. «El apoyo de la familia es primordial para desarrollar bien esta actividad. En mi caso, mi mujer ya me conoció estando en los Geos y se pasaban los meses sin vernos».
Hay un elemento común entre estos profesionales que se han manifestado en torno a su labor profesional y es que jamás hacen ningún tipo de comentarios acerca de sus protegidos ya que el sigilo y el secreto profesional sobre las personas a las que dan protección forman parte de las reglas de oro de su trabajo.
En nuestro país, la crisis y los recortes se han dejado sentir sensiblemente dentro del capitulo de los escoltas privados. En España se ha pasado de los 5.500 escoltas privados que trabajaban en el año 2009 a sólo 1.500 en la actualidad. Solamente en el País Vasco se ha pasado en estos años de 2.500 escoltas o guardaespaldas a 1.100, mientras que la bajada más radical se ha producido en Navarra: bajando de un millar a apenas 75. El grueso de los despidos se ha concentrado este año, cuando en el País Vasco y en Navarra han dejado de trabajar más de 1.500 profesionales.
Los escoltas privados son los profesionales encargados de acompañar, defender y proteger tanto a autoridades públicas- cuando así lo determina la Secretaría de Estado para la Seguridad- como a otras personas que no tengan tal condición. Son profesionales de la seguridad que velan por la libertad e integridad física de las personas objeto de protección, colaborando en todo momento con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Para ser escolta privado es necesario superar previamente una serie de pruebas de aptitud, tanto físicas, psíquicas, como de conocimiento teórico-práctico.
Fuente: http://www.elalmeria.es/article/opinion/1653342/escoltas/trabajo/la/sombra.html