Los turbios negocios en los que andaban metidos un policía nacional y un sargento de la guardia civil han tocado a su fin. Desde la pasada semana del 9 de diciembre, en la que culminó un año y medio de investigación, los agentes han dado con sus huesos en la cárcel. El asunto no podía ser más turbio: formaban parte de una banda organizada dedicada a atracar a narcotraficantes.
El lugar de los hechos, tristemente mencionado estos días por otras malas prácticas policiales, es otra vez Torrejón de Ardoz. La operación realizada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) y dirigida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Torrejón se ha llamado Cigala blanca, y ha culminado con la detención de cuatro personas, entre los que están este policía nacional, llamado Carlos M., destinado en la comisaría de Torrejón de Ardoz hasta que pasó a segunda actividad en 2011, y un sargento de la guardia civil, Pedro M.
La investigación comenzó después de un golpe producido en junio de 2012 en un polígono fronterizo entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares. Allí habían quedado Carlos M. y Pedro M., acompañados al menos de Juan Carlos L. con un presunto narcotraficante colombiano llamado Armando.
El sistema que habían ideado estos hombres para enriquecerse ilícitamente era proponer un blanqueo de capitales a narcos. Estos, camellos de media monta, tenían muchos billetes pequeños que querían sacar hacia Suramérica. Pero para eso, primero necesitaban conseguir billetes grandes.
PRISIÓN
El policía nacional en segunda actividad y el guardia están en Estremera.
Así entró en el asunto una mujer colombiana llamada Fabiola, que hizo de intermediaria entre los narcos y los supuestos empresarios que aparentaban ser estos agentes y sus cómplices.
En junio de 2012, la banda organizada quedó con Armando en ese polígono, después de varios encuentros en Madrid en los que se habían ganado su confianza.
HUIDOS
Quedan flecos: uno de la banda sin identificar, el narco víctima de uno de los atracos fugado…
El motivo de quedar en un polígono era que, supuestamente, estaba menos vigilado que otras zonas, pero en realidad lo que buscaban era un lugar solitario en el que atracar a su víctima.
Cuando se iba a producir el intercambio, la banda se presentó de improviso al grito de «¡alto, Policía!», apuntando con armas a Armando y esgrimiendo placas policiales. Aquel primer atraco conocido se saldó con un botín de 110.000 euros en efectivo, según fuentes policiales.
PRECISIÓN
El guardia civil vigilaba, el falso policía conducía y el verdadero agredía a los narcos.
Cómo quedaría el asunto que el propio Armando, presunto narcotraficante, puso una denuncia por estos hechos, y así comenzó la investigación de los especialistas en blanqueo de capitales de la UCO.
El atracado reconoció sin ningún género de dudas al policía nacional y al guardia civil, además de a otros miembros de la banda. Según declaró, un hombre apodado El rumano le echó un gas irritante y el policía le agredió.
Entre algunos flecos que quedan por desanudar en esta investigación está si, por ejemplo, antes del intercambio de billetes que acabó en atraco hubo algún otro de menor cuantía que sí se realizó para ganarse la confianza de los narcos.
Tampoco se sabe cuánto tiempo llevaba operando Carlos M. y Pedro M. al alimón, pero a los investigadores les ha costado mucho seguirles, porque tomaban todo tipo de medidas de seguridad, y además contaban con su experiencia como agentes de la Ley, y por tanto sabían perfectamente cómo son las maneras de trabajar en Policía Judicial y cuáles son sus puntos débiles.
Así, por ejemplo, contaban con varios radiotransmisores como los que usan la Policía y la Guardia Civil en su trabajo diario para comunicarse, y así evitaban hablar por teléfono y que les intervinieran las conversaciones.
De los hechos investigados se ha podido deducir el papel que jugaban los tres hombres principales. Carlos M., el policía nacional, supuestamente se ocupaba de agredir a las víctimas, el guardia civil, Pedro M., se dedicaba a hacer contravigilancias para prevenir cualquier imprevisto; y Juan Carlos M., que se hacía pasar por inspector de policía nacional pero no lo era, se encargaba de conducir el vehículo para la huida tras el golpe.
Era, por tanto, un robo muy bien estructurado y ejecutado con precisión. La operación aún sigue abierta y se sigue investigando si este grupo perpetró más atracos como el de junio de 2012. Se sospecha que podrían llevar varios años actuando, y además queda por descubrir si el jefe de la banda era el policía nacional o algún otro de los miembros de su banda.
La mujer colombiana, Fabiola, no fue detenida, pero está imputada en la causa por cómplice. Otros asuntos pendientes en esta investigación son descubrir el papel de un hombre apodado El rumano, del que en realidad siquiera se sabe si es rumano de verdad, puesto que está pendiente de identificación.
Además, Armando, el presunto narco víctima del atraco, se ha fugado de España, no se sabe si a Colombia.
La UCO, por su parte, ha solicitado a la titular del juzgado de instrucción número 1 de Torrejón una Orden Europea de Detención y Extradición. Durante la última fase de esta operación se realizaron tres registros en domicilios en los que se hallaron varias armas cortas, una pistola simulada y los radiotransmisores.
Tras las detenciones, el juzgado ordenó el ingreso en prisión preventiva del policía y el guardia, que están en la cárcel de Estremera, y de Juan Carlos L., que está en el penal de Meco.
Hay que recordar que esta misma semana se ha sabido que tres policías nacionales de la comisaría de Torrejón de Ardoz están imputados por engañar a Soraya, una participante del programa Entre todos de TVE, para que recogiera un paquete con más de un kilo de cocaína de una oficina de Correos.
Fuente: http://www.elmundo.es/madrid/2013/12/26/52bc9340268e3ec45a8b4586.html