En esta ocasión no han sido los bomberos los que han sido apedreados por los vándalos que llamaron al teléfono del 1 1 2 para que acudieran a apagar un fuego y luego tenderles una emboscada, sino que los apedreados han sido los miembros de un coche patrulla de la Policía Local que se adelantaron para cubrir a los mencionados bomberos.
Los hechos se produjeron minutos antes de las 17.00 horas cuando se recibe una llamada telefónica en el 1 1 2 donde se especifica que en la zona de Arcos Quebrados conocida como ‘El transformador’ estaban ardiendo unos rastrojos. En ese momento se telefonea a Bomberos, pero los integrantes del servicio ya se esperan algo raro, porque no hay forma de localizar a la persona que ha telefoneado para confirmar el incendio. Tal y como se decidió en la última reunión donde estuvieron los mandos del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local, se activa el protocolo. A la vez que se dirigen hacia Arcos Quebrados las unidades de Bomberos, igualmente se da conocimiento de esta circunstancia a los dos Cuerpos de Seguridad. Cerca del lugar de los hechos quedan citados y llegan tanto Bomberos como un zeta de la Policía Local, mientras que la unidad de la Policía Nacional se retrasa. Entonces, reciben el aviso de que han visto a unos jóvenes echando basura a los rastrojos para que ardiera con más fuerza. Ya saben entonces que van a ser apedreados y que sufrirán una emboscada.
Viendo que pasaba el tiempo y no llegaba el vehículo del Cuerpo Nacional de Policía que es el encargado de dar cobertura a los Bomberos, según el protocolo que en su día firmaron tanto la Ciudad Autónoma como la Delegación del Gobierno, los dos agentes de la Local hablan con el responsable del vehículo del SEIS y deciden adelantarse para ver si era posible actuar y hacer frente a las llamas. Sin embargo, no habían llegado todavía al lugar cuando resulta que les lanzan piedras desde varios lados.
Inmediatamente deciden replegarse y volver a donde se encontraban los bomberos, llegando en esos momentos los policías nacionales. El responsable de la dotación del SEIS explica que, desde su punto de vista, no merece la pena actuar y exponerse al apedreamiento, dado que el fuego tampoco revestía de una peligrosidad fuera de lo normal y que se extinguiría solo. Tanto Policía Local, como Bomberos al igual que la Policía Nacional deciden abandonar el lugar y regresar cada uno a sus quehaceres.